En el amplio mundo de la teoría psicológica (Teoría de la Elección) desarrollada por William Glasser, uno de los axiomas más poderosos y liberadores es: “Soy producto del pasado, pero no víctima de él.” Este principio nos invita a examinar cómo nuestras experiencias pasadas influyen en nuestra identidad actual, al mismo tiempo que nos empodera para tomar el control de nuestro presente y futuro.
Comprendiendo el Pasado: El Impacto de Nuestras Experiencias
Es innegable que nuestras experiencias pasadas tienen un impacto en nuestra vida. Desde la infancia hasta la adultez, los eventos y las relaciones que hemos experimentado moldean nuestras percepciones, creencias y comportamientos. Este axioma reconoce que somos el resultado de esas vivencias; nuestra historia personal contribuye a la persona que somos hoy.
Sin embargo, el axioma también subraya que, aunque el pasado forma parte de nuestra identidad, no tiene por qué definirnos de manera absoluta. La diferencia crucial aquí es el reconocimiento de que, aunque el pasado influye, no tiene por qué dictar nuestra vida presente ni nuestra capacidad para cambiar y crecer.
Empoderamiento a Través de la Autonomía
El segundo componente del axioma –“pero no víctima de él”– es una invitación a la autonomía y al empoderamiento personal. Nos recuerda que, aunque no podemos cambiar el pasado, tenemos la capacidad de decidir cómo responder a él. Esta perspectiva promueve una mentalidad activa en lugar de una pasiva, animándonos a tomar decisiones conscientes sobre cómo queremos vivir nuestras vidas en el presente.
Al adoptar esta visión, podemos liberarnos de las limitaciones que el pasado podría imponer. En lugar de permitir que las experiencias negativas o los errores del pasado nos detengan, podemos verlos como oportunidades para aprender y crecer. Este enfoque no solo nos permite sanar, sino también forjar un camino hacia un futuro más positivo y consciente.
Aplicando el Axioma en la Vida Diaria
Para aplicar este axioma en la vida cotidiana, es fundamental comenzar con la autoobservación y la autoaceptación. Reconocer cómo el pasado ha influido en nuestras decisiones y comportamientos es el primer paso para entendernos mejor. Luego, podemos trabajar en desarrollar nuevas estrategias y comportamientos que nos alineen con nuestros objetivos y valores actuales.
Un ejercicio práctico podría ser identificar patrones de comportamiento que se originan en el pasado y evaluar si siguen siendo útiles en el presente. Al hacerlo, podemos hacer ajustes conscientes y positivos, y tomar decisiones que reflejen nuestro verdadero yo en lugar de nuestras viejas historias.
En conclusión, el axioma “Soy producto del pasado, pero no víctima de él” de William Glasser nos ofrece una perspectiva poderosa para navegar por la vida con mayor libertad y responsabilidad. Nos recuerda que, aunque el pasado contribuye a nuestra identidad, no tiene por qué definir nuestro futuro. Al tomar control consciente de nuestra vida presente y futura, podemos superar las limitaciones del pasado y abrazar nuestro potencial para el crecimiento y el cambio.
En el Colegio Rochester abrazamos este axioma como un principio central para fomentar el crecimiento personal y académico. Enseñamos a nuestros estudiantes que, aunque sus experiencias pasadas pueden influir en su presente, tienen el poder de tomar decisiones y moldear su futuro. A través de actividades de reflexión y desarrollo personal, les mostramos cómo utilizar sus experiencias previas como una base para aprender y mejorar, sin permitir que las limitaciones del pasado definan su potencial. Este enfoque empodera a nuestros alumnos para que asuman la responsabilidad de su propio desarrollo y éxito, promoviendo una mentalidad de resiliencia y autoeficacia.
Sandra Borrero Ortiz
Coordinadora de Mercadeo
Colegio Rochester
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